Crianza respetuosa

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Creo profundamente en la observación. Cuando nos tomamos el tiempo y la distancia para observar, cuando dejamos que el silencio nos conduzca y en ese espacio sin bulla abres los ojos a lo que te rodea, encuentras tantas respuestas, que puede incluso ser abrumador. Y la observación es para mí, clave en la crianza respetuosa.

Un padre respetuoso es aquel capaz de regular sus propias emociones de modo que puede criar a sus hijos de manera cercana y afectiva, establecer límites sin desconectarse y atender los requerimientos de los hijos y los suyos propios con empatía y en armonía.

Criar, educar, guiar, ayudar en el proceso de crecimiento de nuestros hijos no es tarea de manual, ni siquiera me gusta pensar en ello como una tarea. Más bien criar es el ejercicio de crecer con nuestros hijos, a pesar de ser adultos y a pesar de nuestro bagaje y experiencia. Criar es el privilegio de poder mostrar respetuosamente a nuestros hijos nuestro mapa de ruta y pasarles el testigo de aquello principios y valores que recibimos en casa y robustecimos a lo largo de nuestra vida. Es un ejercicio constante de fortalecimiento personal, un acto de fe fundado en el más fuerte amor y compromiso, donde te permites nutrir tus creencias, tus aprendizajes y certezas con nuevos puntos de vista, caminos no conocidos y dudas. Criar es una maravillosa aventura si te permites compartir con tu hijo la verdad innegable de que no hay verdad absoluta.

Para criar respetuosamente necesitas ser honesto, no engañarte ni limitarte y observarte, y observar al maravilloso ser con el que realizas parte de tu recorrido. Solo si el respeto es el lenguaje entre tú y tus hijos y previamente has aprendido a aceptarte y respetarte con tus todos y tus menos, podrás entenderte a plenitud con ellos y no terminaras siendo un extranjero en su mundo con el que solo intercambias frases y gestos. En la crianza respetuosa tu (quien ya eres un adulto y debes poseer en tu haber afectivo mayores herramientas para manejar situaciones), tiendes puentes y conexiones sólidas, tu eres confiable, tu nutres y conoces a tu hijo, confías en él y le permites crecer, pronunciarse, expandir la vista, ser, fallar, caer y levantarse. Su fortaleza está justamente en saberse acompañado, no por alguien que lo sabe todo, sino por alguien que es capaz de tratar de entender con el que está pasando, o por qué pasaron las cosas.

Mis hijos dicen que soy una hippie, pero no por eso ha faltado en su crianza orden y estructura, por el contrario soy estricta cuando debo establecer los límites que les permite a ellos explorar y volar sin colisionar, porque pasa, nadie tiene garantías. Pero son justamente el orden y la estructura los que les ayudan a entender y sobrellevar el mecanismo de los percances, e incluso a soltar, cuando es necesario, una situación tóxica que está estancada.

Pero nunca debemos confundir orden, disciplina y estructura con imposición, castigo o chantaje, llegados a ese terreno siempre perderemos la cercanía, la confiabilidad y capacidad de manejar los asuntos de autoridad, como por ejemplo los límites para horas de llegada y salida, las responsabilidades en el hogar y ante la familia, etc.

No voy a hacer hincapié en el asunto de la amistad con los hijos, porque ya está muy claro que usted es su padre, no su pana. De usted se espera provisiones de todo  tipo, cobijo, apoyo, transporte, amor, cuidado, auxilio, comprensión, paciencia, tolerancia, cierta compostura, por aquello de “se predica con el ejemplo”, y yo le agregaría (no soy ni remotamente la primera en hacerlo) sentido del humor. La complicidad en los proyectos, el apoyo en las iniciativas, el respeto a su intimidad, el abrazo sin reproche en los reveses, e insisto, las risas, la música, la actividad física compartida, los gestos y guiños que serán parte de su historia familiar.

No violemos el espacio de nuestros hijos, su espacio físico y emocional, aquellos en que se definen y encuentran a sí mismo. Si usted ha observado a su hijo, se dará cuenta que desde muy pequeño irá dando muestras de su personalidad, de sus gustos y disgustos. Si algo no le parece adecuado propicie el tiempo para ventilarlo y actuar ambos en consecuencia. Bríndele las herramientas para conocerse, aceptarse y amarse tal cual es. No le imponga sus modelos. Refuerce sus talentos, propicie el conocimiento y el auto-conocimiento. Déjelo navegar, sea su cinturón de seguridad, pero no su freno, vivir es algo que debe aprender a hacer por sí mismo.

El ser humano es potencialmente multisápido, aprenda con su hijo a salir de las casillas. No le defina, muéstrele las opciones, explíquele los pro y contras, la responsabilidad inherente a cada acto de nuestras vidas, guíelo por caminos amables y cuando escoja las rutas duras (todos lo hacemos en algún momento), asegúrese de explicarle las consecuencias de su elección, pero respétela, él es su hijo, pero es un individuo y está en sus manos propiciarle un ambiente sano donde no se contamine con prejuicios, violencia de ningún tipo, manipulación y drama. Solo así estará criando a su hijo para que sea un adulto emocionalmente equilibrado.

Lo invito a desechar la crianza temerosa, llena de sospechas, manipulaciones y negociaciones que distorsionan nuestras relaciones y favorecen la disfuncionalidad. No sospeche, observe, obsérvele con amor, y con amor acompáñelo en cada paso de su camino, llegara el momento en que él le acompañará a usted, y lo hará con la paciencia, amor y respeto con  que fue criado.

Comparto con ustedes el Decálogo de las Madres, tomado de la página de Facebook Hablando Ablando de nuestro amigo Rafael Romero.

https://www.facebook.com/HablandoAblando

DECÁLOGO DE LA MADRE

1.-He parido un hijo que no es mío. Lo entrego al mundo.
2.-Este hijo no ha venido a cumplir mi proyecto, ni los proyectos de mi árbol genealógico, sino el suyo propio.
3.-No lo bautizo con ningún nombre ya presente en el árbol, ni con nombres que le impriman un destino.
4.-Se lo doy todo, lo crío con afecto, sin dejar de ser yo misma, sin adicción al sacrificio, sino con responsabilidad y desde la libertad.
5.-Le ofrezco herramientas que ayuden a construir el edificio de su propia vida, pero acepto que tome libremente las que el juzgue adecuadas y rechace las inadecuadas para él. Me doy cuenta que la mejor manera de enseñar a un hijo no es con mítines, ni con límites, sino con el ejemplo.
6.-Acepto que deje de llamarme “mamá” cuando él lo decida, para pasar a llamarme por mi propio nombre, porque así rompe lazos de dependencia y la relación entre ambos se equilibra.
7.-Le permito y facilito que tenga un espacio privado e íntimo en la casa que sienta como su propio territorio.
8.- En cuanto a la elección de sus amistades, de su carrera, de sus actividades de ocio, etc., le escucho, le doy mi parecer, pero no selecciono nada por él, ni le prohíbo ni lo obligo.
9.- Dejo que mi hijo cometa errores, que se caiga, que no sea perfecto. Comprendo que cada fracaso es un cambio de camino y con ellos se crece cada día.
10.-Jamás definiré a mi hijo (“es tranquilo”, “eres nervioso”, “es tímido”…), porque entiendo que los niños se forman su auto concepto  a partir de lo que sus padres dicen de él. Le transmito que dentro de él están todas las posibilidades del ser, lo es todo en potencia.

“ El sendero de mis días “ de Aída Suárez.

Adriana G.

http://elsenderodemisdias.blogspot.com/,

http://www.inspirulina.com/crianza-con-apego-y-crianza-respetuosa-son-la-misma-cosa.html

http://www.mamanatural.com.mx/2013/08/la-crianza-con-apego-o-crianza-respetuosa-que-es-y-como-se-practica/

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