Maria Rivas: trazo personal

Hace unos días falleció una de las artistas más queridas, admiradas y talentosas que ha tenido el mundo musical  venezolano: María Rivas.

Hablar de María Rivas es terreno fácil para caer en el lugar común de citar su discografía y sus éxitos, con el proverbial Manduco por delante. Pero María Asunción Rivas fue mucho más que una prodigiosa cantante.

Versada en casi cualquier tema, curiosa, bohemia, motorizada, surfista, hermosa y multifacética, así fue María Rivas. Una luchadora, comprometida como pocos con la causa medioambiental, pintora, compositora,  y madre; en una entrevista la bautizaron como ecléctica. Nosotras preferimos decir que era como su música, multisápida y versátil.

img_20190925_2025411374489824.jpgSe dice que la descubrió Gerry Weil, quien la llamaba “la rubia con voz de negra”, pero la verdad es que María se descubrió a sí misma, desde el día en que su padre, referencia y presencia en su vida y estilo, llevó a su casa un equipo Panasonic muy moderno, y discos que empezaría a oír, despertando en ella un talento y una nueva forma de manifestar sus muchas inquietudes artísticas. Corría el año  1972 y María Asunción, de apenas 12 años y dedicada a la pintura desde los 8 como pupila de Pascual Navarro, se sintió maravillada por las voces y los ritmos de Elis Regina, Simón Díaz, Sergio Méndez, Diana Ross, Carol King, The CarpentersBarbra Streisand  y la Onda Nueva del maestro Aldemaro Romero, con quien hizo hermosa dupla musical y mantuvo una entrañable amistad.

«Yo sufrí del complejo de Electra, estaba enamorada de mi papá. Porque era un hombre demasiado culto, un caballero. Decía que en la vida había que ser elegante en todos los pasos que se daban, desde los más triviales hasta los más importantes, como Fred Astaire… Y se sabía todas las historias de los artistas de Hollywood. Trabajó en la Escuela de Medicina Vargas, en San José, al lado del Panteón Nacional, y fue por esa zona donde conoció al maestro Pascual Navarro, que perteneció al grupo de los Modernos en París. Crecí inmersa en la bohemía de los pintores desde pequeña y luego de adolescente. Y mi padre siempre nos inculcaba el gusto por la música».

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Imitando las voces de Barbra StreinsandElis Regina aprendió a respirar y con Ella Fitzgerald  llegaría al mundo del jazz.

«Mi formación es autodidacta, pero siempre digo que mi maestra fue Barbra Streisand, porque la escuchaba día y noche con audífonos y me fijaba dónde respiraba. Imité su técnica y eso me dio mucha instrucción».

A la fusión entre ritmos y géneros, con los cuales jugó y mezcló a lo largo de su carrera musical,  la llevó un accidente en moto, que la mantuvo de reposo por 7 meses, parte de ellos instalada en Capaya, Barlovento, donde quedó impactada por los ritmos africanos y caribeños fusionados en las noches de tambores.

Se decanta por el latín jazz, siendo pionera en Venezuela y recorriendo los más variados escenarios del mundo, con un público que aplaudió su talento y maestría para fusionar e improvisar.

Consciente desde muy temprana edad de la realidad política, social y medio ambiental del país,  parte de la música que ha compuesto toca esos temas que atañen a todos y sobre los que siempre tendría posiciones decididas. Su primera producción discográfica “Primogénito” es muestra de ello, así como sus sucesivas producciones y temas que compone e interpreta. Con la pieza “Hasta cuando ya no aguanto”,  recibe reconocimientos nacionales e internacionales, por promover la concientización sobre la conservación del ambiente.

Fue pionera en la organización de conciertos realizados para promover el reciclaje, cuando aún la palabra no estaba de moda y fue nombrada Madrina Vitalicia de uno de los Parque más importantes de Caracas, El Parque del Este, en honor a sus campañas conservacionistas. María además promovió proyectos como Yoga en las cárceles y Ser ecológico contigo mismo, que promovían el autoconocimiento, la conciencia social, el bienestar físico y espiritual.

No hubo escenario internacional ajeno a su talento, y su discografía es el resumen de esa búsqueda constante de ritmos intuitivamente combinados para producir un estilo que se mezcló con su voz, su presencia en escena y su carisma innegable; un combo que  la misma María hacía llamar “Hallaca Music”.

En paralelo a la música María continuó con la pintura.  Se definía como curvista, creando una serie de obras donde percibimos seres y objetos desarrollados en un juego caligráfico y de fuertes colores.

En 2014 fue designada artista oficial de la entrega anual del Grammy Latino, como encargada del concepto artístico de la gala que se realizaría en Las Vegas en noviembre de ese año. En el año 2018, su última producción musical “Motivos” estuvo nominada en la categoría de Mejor álbum Tropical Tradicional.

Hace unos días un cáncer feroz, contra el cual lucho valientemente por 7 años, nos arrebató su presencia. Decía María que ante las dificultades ella reaccionaba como una motorizada, usando un venezolanismo y concluyendo “de frente y malandra”. Desde finales de junio de este año se agravo su condición, sin embargo el cantautor venezolano Ilan Chester la invitó a grabar  una canción titulada “Lo feo”, que habla de cómo lo feo se transforma en bonito. Fue su último esfuerzo.

Tenía 59 años. Su maestro de pintura, el artista Plástico Pascual Navarro, le enseño que cada artista debía buscar la luz en sus pinturas y un trazo personal. María llevó esta enseñanza consigo, e impregno con ella su paso entre nosotros, nos dejó el legado de su voz, la huella de su fina estampa, su sonrisa, elegancia y el trazo de una vida memorable.

Adriana G.

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