José Ignacio Cabrujas

 

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José Ignacio Cabrujas fue un destacado dramaturgo, director de teatro, actor, cronista,  libretista de radionovelas, autor de guiones cinematográficos, moderador de programas de radio, columnista y escritor de telenovelas – es considerado cómo uno de los renovadores del género en Latinoamérica -. Así lo precisan varia biografías googleadas,  para refrescar nuestra memoria, siempre ávida de datos concretos.

Cuando decidimos abordar el tema país, con la condición  de retratar el país que es posible, que amamos y que lucha a diario a contra corriente de la circunstancia político-social, elaboramos una lista de Tías y Tíos posibles, para esta nuestra tan querida sección… no son pocos los que enumeramos. No hay un arte, un oficio, una disciplina, un ejercicio profesional, un talento, en el que no salieran varios de los hombres y mujeres que han definido y definen el bien hacer de este país. En sus diferentes facetas, con increíble capacidad, logro, perseverancia y prestigio, nacional e internacional.

José Ignacio Cabrujas se presentó en boca de Sonia e inmediatamente hizo clic  en todas. ¿Quién como el retrató el drama y el melodrama nacional?

Dicen algunas biografías que José Ignacio decidió ser escritor en su adolescencia, luego de terminar de leer Los Miserables de Víctor Hugo. Se dice que por un largo rato no pudo dejar de llorar y al verse envuelto en tal exaltación reflexionó: «Esto es lo que yo quiero hacer en la vida; que estas letras, estas páginas, me hayan producido toda esta emoción es un milagro; yo quiero formar parte de ese milagro» (Catia en Tres Voces de Milagro Socorro).

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Estudió secundaria en el liceo Fermín Toro, y posteriormente ingresó a la Universidad Central de Venezuela para cursar Derecho, carrera que abandonó para dedicarse al teatro. Debutó como actor en el Teatro Universitario de la UCV y allí tuvo la oportunidad de emprender el camino de la dramaturgia y plasmar sus  primeras indagaciones sobre la historia y la idiosincrasia venezolana.

La obra de Cabrujas recorre el país desde el descubrimiento de América hasta los intentos de golpes de estado del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992. Estableció un diálogo con la historia de Venezuela y de América Latina. “Observó y analizó la historia a través de la mirada del artista, esto es, desde una gran parodia e ironía, encontrando los errores y contradicciones de un proceso histórico que ha repetido tercamente en cada instancia histórica los desaciertos del pasado, como si no hubiese ocurrido lo mismo anteriormente”, cita Magaly Guerrero, en la biografía que escribió para  Letralia.com.

Nuestro hombre renacentista crea el Teatro de Artes de Caracas donde combina la actuación y la dramaturgia,  poniendo en escenas maravillosas piezas que hoy son obras claves del repertorio del Teatro Venezolano: Profundo, Acto Cultural, Fiésole, El día que me quieras, Una noche oriental, El Americano Ilustrado, Acto Cultural, Autorretrato de artista con barba y pumpá,  Sonny,  Sagrado y Obsceno,  El pez que fuma.

Sus ideas políticas de corriente izquierdista, tan en boga en la década del sesenta, marcan buena parte de su férreo y crítico lenguaje en su obra, en cualquiera de sus géneros.

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Fundó El Nuevo Grupo, junto a Isaac Chocrón y Román Chalbaud, nombres también fundamentales de la historia de la dramaturgia, el cine y la cultura venezolana. Allí se congregaron productores, actores y técnicos con el propósito de asegurar el desarrollo independiente de su creación . En palabras del Profesor Leonardo Azparren: “El Nuevo Grupo fue ecléctico, sin patrones estéticos predeterminados. Irrumpió con un teatro inspirado en criterios de calidad dramática, actoral y  puesta en escena. Sus obras teatrales son referencias permanentes del desarrollo artístico del teatro venezolano.”

Lo primero que se debe decir de José Ignacio Cabrujas es que era el talento más versátil de todo el teatro venezolano actual. Dramaturgo, director, actor, sobresaliendo en cada una de estas especialidades hasta el punto en que resulta controversial  jerarquizárselas. Cabrujas brilla en todas porque al igual que los grandes teatreros de la historia,  encauza su descomunal talento, su curiosidad intelectual y su entusiasmo para trabajar, en la dirección que se proponga. Al son que le toquen, baila, pero baila también al son que él quiera tocar.” Así se refería Isaac Chocrón acerca de Cabrujas.

Transformador el género de la telenovela en Latinoamérica, fue autor de los guiones de las producciones más conocidas internacionalmente. Junto con Salvador Garmendia, Pilar Romero,  Ibsen Martínez, Perla Farías,  Boris Izaguirre, entre otros, abrió paso a lo que se conocería como la «telenovela cultural»: La señora de Cárdenas. Silvia Rivas divorciada,  La fiera, Gómez,  La dama de rosa,  La Dueña, Señora,  Nathalia de 8 a 9,  Soltera y sin Compromiso,  Chao Cristina,  La Hija de Juana Crespo,  Las Dos Dianas,  María,  Divina Obsesión,  El Paseo de la Gracia de Dios y Emperatriz.

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Él mismo confesó: «Cuando comencé a trabajar en televisión me criticaron: El intelectual de izquierda que traiciona la causa, vendiéndose a una emisora para darle rating y meterse un billete. Eso fue tormentoso, me afectó muchísimo. Porque ni yo mismo estaba seguro de poder calificar mi decisión de hacer televisión. Ahora si la tengo clara. Ahora sí creo que no me equivoqué. Le tengo pánico a vivir del Estado«. (Cabrujas, citado por Leonardo Azparren, en el libro Obra Dramática: José Ignacio Cabrujas, tomo II (2012).

Escribió numerosos ensayos, uno de los mas celebrados La ciudad escondida, sobre la ciudad de Caracas,   donde con una prosa amable y a veces divertida habla acerca de la crisis de la ciudad de Caracas y su sentido de pertenencia.

Fue colaborador de lujo de la prensa nacional, donde abordó temas como la corrupción, la soberanía, la identidad nacional, y la libertad de expresión. En El Diario de Caracas publicó semanalmente una columna titulada «El país según Cabrujas«. En El Nacional tuvo también una crónica sabatina, muy leída. No hubo personalidad política venezolana que pudiese escapar de su temible pero acertada pluma. A este Cabrujas lo recordamos vívidamente, pues sus columnas fueron referencia obligada.

Fue Profesor en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, donde impartió Artes Escénicas, Historia de la Puesta en Escena, Teatro Latinoamericano, Taller de Actuación, Taller de Dramaturgia y  La Cátedra de Humor  Libre Aquiles Nazoa. Su programa Ópera Dominical en  Radio Nacional de Venezuela contó con  dos de sus principales cualidades: su profunda cultura y su humor irreverente. Presidió también  el Taller de Ópera de Caracas, en el que dirigió las producciones Elixir de amor, Don Pascuale, Sonámbula y Don Giovanni.

Un personaje polifacético. Cabrujas reunió en sí infinidad de facetas y aptitudes. Lo complejo fue sobresalir en cada una de ellas y dejar una huella. No pecaríamos en hablar de genialidad. José Ignacio Cabrujas fue un Tío Multisápido con todo el vértigo que puede caber en tan extraordinario desempeño.

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Se casó tres veces; en 1960 con la actriz de teatro Democracia López; en 1976 con la Vestuarista y Productora Eva Ivanyi; en 1985 con la cantante, musicóloga y directora de corales venezolana Isabel Palacios. Tres mujeres de talentos extraordinarios,  uno de ellos el llevarle el paso emocional e intelectual a Cabrujas.

“Ya sea en las obras de teatro, en las películas, en las telenovelas y en los artículos de opinión, se da una continua recurrencia a la historia, en ese tan característico estilo mordaz y humorístico… También se da una visión sobre la vida cotidiana de los venezolanos, las menudencias del acontecer político venezolano, todo ello en conjunto, nos hablan de un autor que dialoga con la historia y la política de Venezuela y de Latinoamérica, como punto de reflexión sobre un país, su historia y su destino dentro de la gran historia… Una manera crítica de mirar el presente a través del pasado en el cual se encuentran las lecciones. La mirada crítica de J. I. Cabrujas sobre la historia de Venezuela también valora la cotidianidad a través de un conjunto de personajes que son sorprendidos en la intimidad del hogar. Son testimonio del factor social que dinamiza los procesos históricos.  Entonces, la mirada se revierte e indaga en el mundo interior de estos personajes que testimonian con su actitud, una manera de ser, de pensar, de actuar, una idiosincrasia. El hogar, la vivienda, la sala, la celda, la cocina, el patio, el escenario en sí son lugares del entorno íntimo, del microcosmos que emula el mundo de afuera, lugar de sueños y de frustraciones“. Magaly Guerrero, Letralia.com

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Sentimos una profunda admiración por quien es capaz de retratar las cosas como son, por quien no juega a dorar la píldora, por el hombre que abraza y emprende amores y talentos con criterio y sin desasosiego, por quien se atreve a hacer de la cotidianidad poesía y dibujar esperanza en frases. Admiramos a quien nos entregó un país – en teatro, cine, televisión y prensa – que a pesar de los gobiernos de turnos,  confabulados para constreñir a esta nación, hace esfuerzos denodados por salir adelante y se asume y recrea en el maravilloso don del humor y la sátira, quizá uno de los bienes más preciados de los venezolanos.

» Y en la otra esquina, bajando hacia la plaza Pérez Bonalde, quedaba otra bodega de un hombre sombrío, calvo, que un día amaneció ahorcado, lo que constituyó el gran suceso de la calle y del barrio. Yo iba a esa bodega a comprar un jamón que hoy se llamaría jamón crudo pero ahumado, no el jamón de Parma ni el de los españoles, sino uno crudo y ahumado que venía de la Argentina con el que mi madre hacía una sopa muy especial a la que agregaba papas, tallarines y arvejitas de lata – yo la hago ahora y creo que la he mejorado porque la hago con mayor generosidad que mi madre. Sí, creo que le pongo más jamón-. Catia (según Cabrujas), publicado en «José Ignacio Cabrujas habla y escribe» de Editorial Equinoccio.

Para celebrar a Cabrujas traemos uno de los postres mas emblemáticos de la gastronomía «mantuana» caraqueña: La Torta Bejarana. Pero antes un poco de su fascinante historia.

Faltaban pocos años ya para que Emparan fuera “despedido” de su cargo de Capitán General por el pueblo de Caracas, cuando por esas mismas calles y plazas se paseaban vendedores ambulantes que gritaban “¡La Bejarana¡ ¡Va la Torta Bejarana¡”. Esta torta, que llevaba el nombre de sus creadoras: Magdalena, Eduvigis y Belén Bejarana,  era famosa en toda Caracas hasta el punto de que era muy común escuchar “¿Tú no has probado aún la Torta Bejarana?”. La pequeña ciudad de treinta mil habitantes había sido conquistada por estas tres hermanas pardas (nombre que recibían durante la colonia las personas producto de la mezcla de blanco y negra).
Esta historia ha sido contada y recontada en textos de historia,  literatura y hasta una Ópera. Sin duda estas hermanas son reposteras ilustres de la ciudad,  que no solo hacían postres de alta calidad, sino que llegaron a inventar una torta que es ya una especie en vías de extinción.
Debido a que en Venezuela no se sembraba el trigo y que la única manera de obtenerlo era comprárselo a España por cantidades de dinero muy elevadas, estas hermanitas crearon una torta que no requería el uso de la harina de trigo. El principio básico de la torta bejarana es el pan de horno rallado o desmenuzado, pan que a su vez se hace de harina de maíz cariaco tostada y el plátano convertido en puré. Estos dos ingredientes junto al papelón y el ajonjolí le dan a la Bejarana ese sabor tan peculiar y caraqueño.
Se hizo tan popular esta torta que las Bejarano pudieron comprar “su blancura” con el dinero que habían ganado,  ya que en el año 1793 el Rey Carlos IV decretó en la “Real Cédula de gracias» que aquellos pardos que pudiesen costeárselo adquirían los derechos de los blancos. Así las Bejarano  obtuvieron el documento que rezaba: “Que se tenga a las Bejarano como blancas” Por supuesto los mantuanos no tomaron esto con mucha simpatía y empezó a correr por la calle el corredillo que completaba la frase de la Cédula y que decía, “aunque negras sean”.

Ingredientes:

• 1 plátano maduro
• 50 g de margarina
• 1 cdta. de clavos de especia molidos
• 4 cdas de ajonjolí (para espolvorear el molde)
• 1/4 panela de papelón (300 g aproximadamente)
• 1/4 taza de agua
• 125 g de queso blanco rallado
• 6 bizcochos rallados
• 6 roscas de pan de horno (se puede sustituir por pan rallado)
• 2 huevos

Preparación:

Precaliente el horno a 375 °F (190 °C).

Engrase y espolvoree con ajonjolí el molde. Cocine con suficiente agua el plátano, pélelo, y tritúrelo muy bien. Hay quienes prefieren hornear el plátano con todo y concha por aproximadamente 30 minutos. Tueste el pan de horno y muélalo. Derrita el papelón en el agua y prepare un melado. Retire del fuego, enfríelo y cuélelo. En un bol una todos los ingredientes y mézclelos muy bien con la ayuda de una batidora eléctrica.

Vierta la mezcla en el molde, preferiblemente refractario. Hornee por 45 minutos, aproximadamente. Retire del horno y deje enfriar.

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http://prodavinci.com/2015/10/22/artes/mi-primer-dia-de-trabajo-con-jose-ignacio-cabrujas-por-ibsen-martinez/

http://prodavinci.com/2012/04/04/artes/catia-segun-cabrujas/

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http://ciudadescrita.blogspot.com/2012/08/entrevista-realizada-jose-ignacio.html

http://www.elmundo.com.ve/noticias/estilo-de-vida/personalidades/jose-ignacio-cabrujas–el-prototipo-de-la-nueva-in.aspx

http://www.el-nacional.com/papel_literario/Venezuela-inconclusa-Jose-Ignacio-Cabrujas_0_536346558.html

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http://cnpcaracas.org/2009/05/medios/cabrujas-periodista/

http://letralia.com/220/ensayo01.htm

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